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Primeros pasos de la formación salesiana

 

   Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Italia. A la corta edad de 9 años recibió a través de un sueño el anuncio celestial que marcó el desarrollo de toda su obra. En ese sueño, Jesús y la Virgen María le transmitieron la esencia de su misión: convertir a aquellos jóvenes lobos en mansos corderitos, jóvenes con amor en sus corazones y capaces de ayudar a los más necesitados, jóvenes críticos y dispuestos a trabajar para salir adelante y liberarse de los vicios. Éste y otros sueños se hicieron realidad en cada una de las obras que Don Bosco emprendió en favor de los jóvenes. Los oratorios y talleres son claros ejemplos de esas obras en las que se destaca la preocupación constante por la educación teórica y espiritual. La «Sociedad de la alegría» es la primera expresión de esta inquietud educativa sobre todo en valores.

 

  Don Bosco y su obra

 

   El 29 de marzo de 1841, Juan Bosco recibió el Sacramento del Diaconado y el 5 de junio de ese mismo año fue ordenado sacerdote. Su trabajo empezó en Turín y luego se trasladó a todo el mundo, con la ayuda de sus hermanos de Congregación, Sociedad fundada en 1854 y denominada Sociedad de San Francisco de Sales.

  San Juan Bosco dedicó su vida a los jóvenes, escribió muchos libros, impulsó la creación de talleres, escuelas, oratorios y planteó un nuevo sistema educativo: el Sistema Preventivo que resume su filosofía educativa en tres palabras clave: Razón, Religión y Amor. Para él era imposible educar a un joven por medio de la razón si no se lo amaba, se entendían sus problemas y se lo apoyaba en la resolución de los mismos con la ayuda y la iluminación de Dios.

   En 1872, fundó, conjuntamente con María Mazzarello, la Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora. Congregación que desempeñó un trabajo similar al de San Juan Bosco, pero con mujeres. Tres años más tarde (1875), envió el primer grupo de misioneros a la Argentina para trabajar por sus destinatarios preferenciales: los pobres y los jóvenes, con el objetivo de crear una sociedad más libre, más equitativa y más cristiana.

   Don Bosco tuvo siempre un especial cariño por la Patagonia y una gran inquietud apostólica por sus habitantes. Desde su sueño profético, no descansó hasta ver su misión echando raíces en estas tierras.

  El valor de la obra de Don Bosco se hace carne en el espíritu de las casas Salesianas que, con el mismo fervor que su creador, trabajan por,  para y con los jóvenes en la línea educativa que Juan Bosco propuso con tanta sabiduría. Razón, Religión y Amor siguen siendo los pilares fundamentales que sostienen a la obra salesiana y que fortalecen a la comunidad cristiana a lo largo y ancho del mundo.

   Sobre la base de estos principios salesianos, pastoreada por el Padre José María Beauvoir y con el apoyo evangélico de muchos salesianos consagrados y laicos, en 1924 se consolidó en Puerto Deseado una casa salesiana. El 12 de marzo de 1926, bajo la dirección del Padre Felix Stevenne, se inaugura el nuevo Colegio Salesiano “San José”, obra destinada, en principio, a la educación primaria de varones.

  A los pocos días se incorporan los primeros pupilos. Desde los inicios, en 1926 y hasta 1973, pasaron gran cantidad de niños y jóvenes que veían en el pupilaje su posibilidad de acceder a la educación. La población que por ese entonces vivía en el campo encontraba en la escuela salesiana la mejor opción para confiar la formación de sus muchachos. El San José de Deseado abría sus puertas a una zona grande de influencia y las familias de Pico Truncado, Las Heras, Jaramillo, Fitz Roy, Bajo Caracoles, Perito Moreno, Los Antiguos se acercaban hasta nuestra localidad buscando “el colegio de los curas”.

   El pupilaje, el Batallón de Exploradores, la pequeña Banda de Música, la Biblioteca escolar, los intentos de un secundario Comercial, el Bachiller, la incorporación de mujeres al Secundario desde 1975, la presencia fecunda del Maestro Randisi y su obra a través de la música y el teatro, la fuerza de una Unión de Padres que defendió la permanencia de la Escuela, el ejemplo de la vida y fe del Maestro Mario Caccia, la conducción escolar en manos de laicos, la reforma educativa, la EGB mixta, el Polimodal, el regreso al bachiller... todos  hitos que marcaron épocas significativas en una historia de 89 años.

   Una historia que desde su gestación estuvo marcada por el ánimo y la decisión inquebrantable de dar las respuestas más adecuadas a los tiempos que se vivían y se viven, de tener siempre el ojo atento a las necesidades de esta comunidad deseadense que vio a la escuela salesiana crecer, declinar, volver a comenzar e innovarse. Aceptando, en definitiva, los desafíos de cada época y de las distintas generaciones que en ella se albergaron buscando educación.

   En la actualidad nuestra Casa Salesiana cuenta con un equipo de salesianos y  laicos comprometidos con la obra, que desde distintos roles, intentan hacer realidad el sistema preventivo de Don Bosco entregando sus conocimientos y su capacidad de acompañamiento a los niños, niñas y jóvenes que diariamente pasan por sus aulas.

 

 

 

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